Nació en la vallisoletana calle de Las Platerías. En 1403 entra en el Convento de San Francisco a pocos metros de su casa natal. Con tan sólo quince años, acompañó a fray Pedro de Villacreces desde su ciudad de nacimiento hasta La Aguilera (Burgos) con la intención de fundar un nuevo convento que renovase la Orden franciscana. En La Aguilera se dedicará a las más diversas labores, destacando el cuidado de los pobres.
Fue ordenado sacerdote a los veintidós años y a los veinticinco acompaña a fray Pedro de Villacreces a El Abrojo (Laguna de Duero, en la provincia de Valladolid) para fundar otro convento, donde debido a su fama de santo será consultado con frecuencia por miembros de la nobleza. Al fallecer fray Pedro de Villacreces en 1452, San Pedro Regalado fue puesto al frente de los conventos de la reforma. Se le atribuyen episodios de bilocación. Su fama de santo se extendió incluso después de su muerte tanto entre el pueblo como entre las clases poderosas, llegando a visitar su tumba en el Santuario de la Aguilera la reina Isabel la Católica. Cuando se exhumó su cadáver en 1782 se encontró su cuerpo incorrupto.
Fue beatificado por Inocente XI el 11 de marzo de 1684 y canonizado el 29 de junio de 1746 por Benedicto XIV y ese año se le declaró patrón de Valladolid.
Tríptico realizado por Goyo Rodríguez
NUESTRO SAN PEDRO REGALADO
PATRONO DE VALLADOLID
Si estás en la ventana
del corazón del pájaro,
verás que los cipreses,
san Pedro Regalado,
te aplauden con el viento
del beso de los campos.
Valladolid es tuyo,
san Pedro Regalado.
Tuya es la Rosaleda,
y el templo de San Pablo,
la Antigua, el Campo Grande,
el vencejo temprano,
la inocencia del alba,
y el trigo del abrazo.
Valladolid es tuyo,
san Pedro Regalado.
Si es tuyo, todo tuyo,
nos cubres con tu manto.
José González Torices
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